Capítulo
VII. Actos cívicos “Vamos a marchar”
Libro La última lección: Entre instruir y educar.
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Creo que comprenderán que de alguna manera tenía que divertirme, no todo puede ser seriedad en esta vida, les diré que a mí también me costaba algo de trabajo esas rutinas extenuantes. Recordar los beneficios de una formación castrense y comprobar que tiene una utilidad tangible en diferentes contextos como el educativo, en el sentido de la organización y disciplina es innegable, pero altamente cuestionado y señalado como una práctica antipedagógica.
Los actos cívicos en el contexto educativo están llenos de prácticas paradigmáticas, el contacto con la formación marcial que en algún momento pude disfrutar cuando joven, me dio la oportunidad de compartir con mis alumnos un poco de lo que esta actividad significa desde su origen histórico y teórico, evitar la ignorancia y las prácticas carentes de fundamento bajo el argumento de usos y costumbres debe ser objetivo primordial docente.
Las escoltas de bandera mexicanas son propietarias de una riqueza histórica que otro país no cuenta, incluso de manera normativa su formación se compone por un oficial (teniente o subteniente), 4 soldados y un sargento. Respetando la jerarquía militar, el subteniente por ser el de mayor rango porta nuestro lábaro patrio, escoltado por el sargento que comanda a una fracción de su pelotón en formación cerrada a las órdenes de su superior el oficial abanderado. La formación de la escolta es de tipo militar y sus evoluciones, marcha, posturas y movimientos son propias de la instrucción de orden cerrado, que todo militar toma como parte de su formación e identidad.
En este tema es triste darnos cuenta la falta de información que en el tema de actos cívicos se tiene a nivel nacional, no deberían de ser organismos civiles quienes infieran su ejecución, esto debería estar normado y vigilado celosamente por el instituto armado, como parte de su compromiso social, mantener puertas abiertas a la comunidad y coadyuvar en el rescate de nuestra tradiciones y elementos culturales que nos distinguen como mexicanos.
Sin embargo, no siempre estos organismos toman buenas decisiones, en ocasiones, con el afán de incrementar su contacto con la ciudadanía se cometen errores graves como el realizado en el 2016 en el que a nombre de la SEDENA aparece un video en el que el solemne toque de bandera utilizado en cada acto cívico es cambiado a ritmo de cumbia, contraviniendo a lo dispuesto en el capítulo V del código penal federal, relativo a ultrajes a las insignias nacionales.
https://youtu.be/asJGxOW7RGQ
La SEDENA se deslindó después de la responsabilidad de dicha publicidad sacando un nuevo video con más seriedad, pero definitivamente la imagen de respeto a los símbolos patrios por parte del instituto armado quedó en entredicho por la mayoría de la población quienes opinaron que era una total falta de respeto.
De manera particular también puedo decir que fui testigo de un acto similar en la capital del estado de Sonora, al participar con algunos de mis alumnos en el desfile del 16 de septiembre del 2018, no podía creer que la decisión de las fuerzas armadas de esta plaza, tomaran la gran idea de formar, un solo contingente, de abanderados de todas las instituciones participantes.
«Si, ya imagino la cara que estas poniendo», parece increíble y en verdad te digo que en muchas ocasiones hice la observación y casi implore reflexionaran sobre el acto, pero sin éxito, las recomendaciones de un simple docente poco pueden hacer frente a disposiciones de altos mandos, la respuesta que recibí fue: «Es una orden del estado mayor y ellos saben lo que hacen», el motivo fue más sorprendente, me comentaron que fue para evitar que la gobernadora del estado Claudia Pavlovich, no tuviera que ponerse de pie cada vez que pasara una escolta por enfrente de la mesa del presídium, debo decir que la veracidad de este argumento no es posible corroborar, es posible que el informante fabricara esta respuesta con el objetivo de dar fin a sus argumentos de manera tajante.
Bueno lo que pensé, de ser verdad el argumento, si esa es la importancia de nuestro símbolo patrio para quienes nos representan como autoridad, ¿qué podemos esperar de la población en general? cuando se pone por encima de nuestro lábaro patrio la envestidura de un mandatario y su bienestar o evitarle la fatiga, será muy fácil entender como en cierta ocasión un alumno se acerca y me comenta después de haber realizado su periodo de práctica, maestro, en la primaria nos visitó el supervisor de zona y nos comentó que en sus escuelas “no se realizan actos cívicos porque es una pérdida de tiempo”.
Este tipo de acciones nos hacen entender lo poco que comprendemos la importancia de nuestra identidad nacional y el res-peto a los símbolos patrios, terminantemente considero que una sociedad que no se educa, es una sociedad que no se quiere y en este tema en específico, una sociedad sin identidad nacional y sentido de pertenencia, será una sociedad atomizada en la que no importa el lugar y la cultura a la que perteneces porque no sientes como propia, hay cosas mucho más importantes. ¿Para ti, importa?
Existe una versión más que complementa en fundamento normativo constitucional, que dice que por mandato del presidente Porfirio Díaz y con el afán de honrar a los niños héroes dio la orden de que la escolta de bandera se conformara por seis elementos. Como ya sabemos, parte de los cadetes que participaron en esa gesta heroica entre los que se encontraba el teniente Juan de la Barrera. La primera vez que se forma una escolta es dentro del instituto armado y bajo este esquema es lógico comprender por qué en las unidades militares es un oficial el abanderado y este mismo quien da las órdenes por derecho de rango.
“Es imposible desprender de la escolta de bandera su origen militar, si así lo hiciéramos nos quedaríamos con nada”.
Enfoque escolar o enfoque militar
Desde lo que se observa en la práctica de las escuelas en el tema de las escoltas de bandera, existe un rechazo total de los docentes al origen militar de esta actividad, al grado de que algunos se han inventado dos enfoques, uno militar y otro escolar, sin embargo, después de lo expuesto anteriormente, el único motivo encontrado para la creación de dos enfoques es la ignorancia, si lo hacemos así, es más fácil, no tenemos que investigar cómo debo hacerlo y puedo inventarme cualquier cosa que se me ocurra bajo el argumento de que se ve muy bien.
Es como si para los docentes, el hecho de saber que este acto tiene su origen en la milicia fuera ofensivo, se puede entender un poco si recordamos los hechos del 68 y otros más, pero creo que para cuestiones históricas y educativas el origen de la escolta de bandera se justifica plenamente su rescate.
Existen algunos documentos de apoyo en internet, algunos emanan de la SEP, pero más que manuales que orienten la ejecución de las escoltas, se trata de rúbricas de evaluación para su uso en las demostraciones de escolta, y la manera de actuar de los jueces con lo que se les indica los puntos a evaluar, pero la manera que se realiza específicamente cada movimiento no lo dice, por lo que las consecuencias son diversas en la ejecución.
Cada escuela o instructor decide de manera personal y criterial en la manera en que realizarán los movimientos sus alumnos, con lo que todas las escoltas ejecutan la orden de “escolta a la derecha” pero como la postura y el movimiento del cuerpo en general queda a decisión del instructor se generan diferencias marcadas entre cada ejecución de las diferentes escoltas, en ocasiones mostrando una falta de normativas total, sin contar los roces y discusiones que se generan entre instructores por este motivo, no es difícil inferir por qué se dejaron de realizar concursos cambiando el término por demostración, esta característica no nos obliga a nada, lo podemos hacer de cualquier modo que se ocurra, y desde el punto de vista personal de quien dirige la instrucción de la escolta, pues todos merecen ser ganadores bajo sus propias reglas.
La solución la encontraremos en una palabra: marcialidad, que en una fusión de varias fuentes se puede concluir su significado a lo relativo con la guerra, la milicia, de sus posturas y gallardía con lo que si esto es un aspecto a evaluar, entonces deberíamos de remitirnos a su origen militar, pero si es una escolta mexicana, dicha marcialidad correspondería entonces a la milicia nacional, esto nos acota a realizar los movimientos como corresponde a nuestros militares, sin inventar cosas que no existe.
Si quisiéramos cumplir con la marcialidad correspondiente sería lógico pedir asesoría a la fuente de origen, las diferentes unidades militares de la región y con esto evitaríamos los movimientos diferentes producto de la imaginación; respetaríamos la cadencia del paso redoblado (120 paso por minuto) como lo marca el manual militar, la manera de marchar no emularía movimientos de militares de otras naciones, ¿no es una falta de respeto formar una escolta de bandera mexicana y marchar como chinos o alemanes? También tienen militares, pero no corresponde a nuestra identidad, aun cuando sea vistoso.
¿Por qué a nadie parece causar extrañez ver cómo una escolta de bandera escolar realiza demostraciones de respeto a su lábaro patrio realizando un saludo fusionando el saludo de bandera mexicano y el nazi?, tal vez se vea bonito desde el punto de vista creativo e innovador, pero no corresponde a nuestra nacionalidad, las costumbres, culturas y tradiciones se pierden por una falta de interés, se comienza por la ignorancia de las personas al dejar de ser importante el transmitir ese conocimiento, y posteriormente se omite por no tener ningún valor.
En algún momento al participar como juez de concurso de escoltas de bandera de telesecundarias en una región cercana a mi centro de trabajo, me atreví a lanzar algunas preguntas a los docentes presentes, las cuales no tuvieron respuesta.
1. ¿Cómo es el enfoque escolar, y que lo hace diferente del enfoque militar?
2. ¿Cómo deberían entonces de realizarse los movimientos de la escolta, sin emular a los realizados por los militares para no ser confundidos?
3. ¿Deberíamos cambiar los nombres a los elementos que conforman la escolta por rangos civiles y escolarizados?
Las prácticas educativas no debería jamás realizarse por fundamentos paradigmáticos, todo lo que se enseña debe tener un sustento teórico o histórico, con el que toma sentido la teoría y forma parte de una realidad, los docentes deben preocuparse por poder responder cualquier pregunta del tema con conocimiento de los orígenes, y no solo bajo el argumento que dice, “Es que así se hace siempre, incluso, es mandato de la SEP”, este último es la mejor respuesta, pero ¿dónde quedó la historia?
Desde el punto de vista profesional, una respuesta equivocada a los estudiantes puede ocasionar la pérdida de confianza y credibilidad en la figura del docente, es un lujo que no te puedes dar, siempre debes tener la razón comprobable, y sobre todo ser un motivador del aprendizaje.
En casi la mayoría de las escuelas es una tradición seleccionar a los integrantes de la escolta por su promedio académico, y lógico es que el de mayor promedio ocupará el puesto de abanderado, pero si el docente no conecta la actividad con su significado el alumno solo se sentirá orgulloso de pertenecer a la escolta porque eso demuestra que académicamente es el mejor y nada más.
Pero si el docente realiza una transversalidad con los contenidos correspondientes a la gesta heroica, muestra el significado y origen de la escolta de bandera, el alumno no solo se sentirá orgulloso de portar el lábaro patrio, del mismo modo se sentirá orgulloso de representar el papel de aquellos que defendieron con su vida lo que los representa como nación, y las palabras del juramento aquel que en repetidas ocasiones declama, tomará significado así como la promesa realizada en el acto de toma de protesta al formar parte de la escolta escolar y el emotivo momento en el que es entregada en sus mano la enseña tricolor.
Lo mismo pasa con las bandas de guerra, unidades que sirven para transmitir órdenes del mando a unidades subordinadas por medio de sus vibrantes notas, toques de ordenanza y marchas que alegran y amenizan las labores del día.
En los tiempos que recuerdo como estudiante, los jóvenes instructores y comandantes de las bandas de guerra escolares teníamos una clara misión, rescatar el origen y significado de las bandas de guerra, transmitir de generación en generación la utilidad de las bandas de guerra y gustábamos de ejecutar las marchas reglamentarias contenidas en el manual militar, considerábamos que quienes dominaban en mayor medida sus contenidos y calidad en la ejecución eran los mejores.
La disciplina militar permeaba la instrucción, al mando no se le replicaba nada y eso formaba carácter, no todos podían ser parte de este grupo, solo los mejores y disciplinados, había que sacrificar tiempo y esfuerzo para lograr el objetivo, al final era poco valorado por los demás integrantes de la población estudiantil, se trataba de un gusto personal.
Hoy en día el nivel de ejecución de las bandas de guerra se han mejorado y llevado a niveles impresionantes, la vistosidad de sus toques incluso llegan a superar la tesitura natural del instrumento para lo que se requiere de un nivel de ejecución profesional y calidad sonora que solo vemos en músicos de carrera, pero se están olvidando de los puntos importantes, la humildad, el respeto no solo a las jerarquías propias, también las externas, el rescate del archivo musical que comprende el manual de bandas de guerra, sus toques reglamentarios y marchas, dejando paso solo a la parte creativa y espectacular y al igual que algunas escoltas de bandera escolares emulan movimientos y posturas que corresponden a la milicia de otra nacionalidad.
«Primero enseñamos disciplina, valores, historia y fundamento, marcialidad según nuestra nacionalidad, (objetiva no subjetiva) y después a tocar»
Estas actividades nos representan e identifican como mexicanos y como tal, merecen su rescate y revalorizar, dejemos de un lado el paradigma educativo en el que nuestra práctica, la fundamentamos bajo el argumento que dice “lo hacemos así, porque así es”. La instrucción no es suficiente se debe tener el objetivo de educar en todo momento, la educación integral también comprende la formación ciudadana, su identidad y sentido de pertenencia, no es lo mismo instruir que educar.
“Es una locura odiar a todas las rosas solo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños solo porque uno de ellos no se cumplió”. (Le Petit Prince)
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